Clemence
El verano pasado visitamos Creta y decidimos alojarnos en Sissi. Inicialmente no estábamos seguros si habíamos tomado la decisión correcta, pero resultó ser la mejor decisión y esto se debe a que Sissi no está nada lejos de Agios Nikolaos. Además, hay varias playas cercanas, casi todas gratuitas, de arena y de guijarros. Las que más nos gustaron fueron la playa de Aspa en Milatos y la playa de Boufos en Sissi.
Milatos es un pueblo bastante pintoresco a muy pocos kilómetros de Sissi. Encontramos tabernas donde comimos pescado y mariscos frescos.
Muy cerca se encuentra la Cueva de Milatos, un lugar de interés histórico, religioso y arqueológico. Aprendimos que la cueva es famosa sobre todo por una tragedia cuando un pashá turco atacó el área de Mirabello. Los habitantes de los pueblos del área se refugiaron en varias cuevas como esta. Sin embargo, un espía otomano le reveló al pashá el escondite de los cretenses y la cueva fue sitiada por las tropas otomanas. Los otomanos prendieron fuego a la entrada de la cueva y los griegos tuvieron que abandonarla. Muchos fueron asesinados o vendidos como esclavos. Para conmemorar su sacrificio, se construyó una pequeña iglesia dentro de la cueva. Sin embargo, la cueva cuenta con muchísimas espléndidas estalagmitas que, en forma de columnas, la dividen en varias secciones. También se han encontrado tumbas antiguas y restos humanos allí, lo que indica su uso como lugar de entierro en la Antigüedad. No hay palabras para describir el asombro que sentimos.
Sissi tiene un pintoresco puertecito, rodeado de palmeras que se parecen a las de islas exóticas. También el área cuenta con muchos bares y pubs alrededor del puerto.
No muy lejos, en medio de una imponente garganta, se encuentra el monasterio de Agios Georgios Selinari, que visitamos después de haber visto que muchos viajeros se paraban. Agios Georgios Selinari es el santo patrón de los viajeros y hasta nuestros días se suele encender una vela al pasar por allí. Nosotros hicimos lo mismo. Nuestra visita al monasterio fue una experiencia única y la áspera belleza de la garganta la hizo aún más especial.
